Deseo compartir este post con ustedes, al mirar mi
biblioteca encontré un libro que es una joyita clásica de la literatura joyera:
“Manual del artífice joyero” de Luis Wiener donde podemos apreciar interesantes
temas de técnicas como tipos de soldadura, decapado, Cincelado y repujado,
joyería fundida, engaste de piedras, trabajos en alambre, esmalte y grabados
por el ácido. Y lo que más llamó mi atención es la siguiente frase al empezar
el libro y creo que está muy acertado:
Trabaja por placer, Canta, o pinta, o graba
La cosa que más ames, aunque se agote el cuerpo.
Quien trabaja por la gloria equivoca la meta.
Quien trabaja por lucro envilece su alma.
Trabaja entonces por el trabajo mismo,
y quizás ambas cosas
y quizás ambas cosas
Se te rindan a ti: el dinero y la fama.
Kenyon Cox, El evangelio del Arte
(Century Magazine, Feb. 1895)
Luego también deseo compartir este tema extraído de esta obra muy
interesante ya que me han estado escribiendo pidiendo información al respecto yo
espero que les sea de su agrado y si buscan ampliar información sobre el tema
solo tienen que solicitar el libro en la biblioteca de su localidad.
GRABADOS POR EL ACIDO
Grabando con ácido las
piezas de joyería realizadas a mano se
pueden obtener gran variedad de efectos. Las pulseras formadas con eslabones
diseñados individualmente, o por anchas tiras, suelen ser ornamentadas con dibujos
grabados en la superficie del metal. En los esmaltes, las superficies rebajadas
requeridas en algunas formas de esta clase de trabajo pueden moldearse con el
ácido, y tales superficies, destinadas a recibir el esmalte, pueden ser
cuidadosamente dibujadas para obtener finos detalles, lo cual se realiza con
cinceles adecuados.
La operación de grabar consiste
en una erosión del metal debidamente determinada. Requiere la acción de una
solución de ácido nítrico sobre el metal y la protección de ciertas partes de
éste mediante una sustancia resistente al ácido. Esta substancia o “reserva”
que impide que el ácido actué, consiste generalmente en un barniz negro de
asfalto que puede obtenerse en los almacenes de drogas.
Antes de emprender el trabajo
debe procederse al estudio del dibujo: es preciso decidir los motivos que hayan
de ser sometidos a la acción del ácido
para morderlos en el metal, o bien los que deban protegerse para que resalten
en el metal que los rodea, dejándoles en
relieve. En general, el borde de una pieza trabajada tendría que conservar su
espesor primitivo, lo cual quiere decir que alrededor de los dibujos debe
dejarse un margen sin morder.
Aplicación del dibujo al metal
Ante de aplicar el dibujo al
metal conviene preparar la superficie de éste, alisándola y dejándola limpia de
imperfecciones, mediante papeles abrasivos de grano fino. Excepto el pulimento,
mediante papeles abrasivos de grano fino. Excepto el pulimento, debe hacerse
todo lo necesario para eliminar las señales que pueda haber en ella; el pulimento se verifica, para dejar la pieza
libre de toda partícula de metal, después de completada la operación del grabado. Si se olvida adoptar tales
medidas y es preciso eliminar alguna rayadura
después de realizado un grabado, la remoción de metal en este momento puede
significar que quede poca profundidad para el dibujo, y hasta puede ocurrir que
éste resulte completamente borrado. A veces,
algunas de las partes del metal que se suponen protegidas por el asfalto
son atacadas por el ácido; pero si se ha aplicado a conciencia la capa de
asfalto, éste peligro no será factor de importancia.
Límpiese bien la superficie
metálica y cúbrase con blanco al temple, lo cual se hace fácilmente
frotando la pintura sobre la superficie
del metal con la punta del dedo. El procedimiento se describe con detalle en el
Capítulo II, “Reporte del dibujo al metal”. Sobre la capa de pintura formada se
traza el dibujo valiéndose de una hoja de papel carbón y luego se resigue con
un trazador.
Elimínese la pintura lavando bien
el metal y secándolo perfectamente. Entonces puede aplicarse la reserva de
asfalto con un pincel de pelo de camello de tamaño adecuado. La capa de asfalto
debe ser lo suficientemente espesa para que el metal quede bien recubierto,
pero al propio tiempo será lo bastante fluida para que pueda ser distribuida
con el pincel. Después de que haya sido completamente reservado el dibujo, han
de recubrirse la parte posterior del metal, así como los bordes. Antes de
volver la pieza para pintar el dorso de la misma, asegúrese de que la parte
dibujada está completamente seca tocándola ligeramente con la punta del
dedo; el asfalto suele secarse al cabo de una hora. Para cubrir toda
el área correspondiente al dorso se emplea un pincel ancho. Límpiese los pinceles
son aguarrás una vez terminado el trabajo. Los errores que puedan haberse
cometido al cubrir las partes que deban quedar reservadas de la acción del
ácido, pueden ser corregidos eliminando la capa de asfalto con la hoja de un
cortaplumas o un raspador. Si el asfalto tiende a resquebrajarse al tratar de
perfilar un dibujo, caliéntese ligeramente la pieza para reducir dicha
tendencia. Otra manera de evitar el resquebrajamiento es consiste en realizar el raspado antes de que
el asfalto se haya secado por completo.
Si la pieza se sumerge en el ácido antes de secarse por completo el recubrimiento de asfalto, se desconcharán las reservas echándose a perder todo el trabajo.
Preparación del ácido
El baño ácido consiste en una
mezcla de ácido nítrico y agua, en la proporción de 2/3 de agua y 1/3 de ácido.
Este debe verterse en el agua, y no al revés, para evitar que se produzca una
reacción violenta. Una vasija de vidrio o un recipiente de los empleados en las
baterías constituirían una cubeta apropiada; también pude usarse una fuente de
pirex. Mientras se realizan estos trabajos se requiere una abundante
ventilación. Agítese el contenido con un palo o, mejor, con una varilla de
cristal, para que quede bien mezclado.
Manténgase la solución convenientemente guardada y fuera del alcance de
los niños, pues es muy venenosa.
Al sumergir el trabajo en el baño
ácido, se observará la formación de
pequeñas burbujas que subirán lentamente hasta la superficie de la solución. De
no subir, será señal de que la solución es demasiado débil, en cuyo caso se le
añadirá un poco más de ácido, removiendo el conjunto. Una formación densa y
nebulosa de burbujas que suben denota que la solución esta fuerte, en cuyo caso
ha de añadirse más aguas, para diluirla. La formación de vapores amarillentos constituye
otra indicación de la concentración excesiva del preparado. A veces se notara
la formación de pequeñas burbujas que se adhieren al borde del dibujo; si se
deja que permanezcan allí mucho tiempo, se producirán picaduras en el perfil
del gravado. Es, pues, necesario eliminar dichas burbujas frotando suavemente
la superficie de la pieza con un copo blando de algodón.
Se requiere alguna experiencia en las operaciones de gravado antes de habituarse a trabajar con soluciones muy mordientes. El tiempo requerido para que la pieza quede grabada hasta la profundidad conveniente, que viene a ser de unos 0,8mm, puede abarcar de a una hasta cuatro horas, dependiendo del metal y de la fuerza de la solución. El autor ha optado la costumbre de tener encendida una bombilla eléctrica de color rojo junto a la cubeta del baño, siempre que tiene en el alguna pieza; esto evita la posibilidad de dejar el taller olvidándose de sacarla.
Para comprobar la profundidad alcanzada por la acción corrosiva del ácido se sacara la pieza con unas tenazas largas de cobre, inmediatamente se sumergirá en agua fría y limpia, que conviene tener siempre a mano en una cubeta colocada junto a baño del ácido. Examínese el trabajo bajo una luz potente, y compruébese la profundidad del grabado con el borde de la uña u otro medio más adecuado.
Los resultados más limpios y delicados serán los obtenidos con una solución débil y de acción lenta; de mayor tiempo que requiere la operación del grabado realizada de esta forma que dará compensado por el excelente trabajo conseguido.
Eliminación del asfalto
Una vez terminada el grabado, la
pieza debe ser lavada y eliminada el barniz asfaltico. Para hacerlo, colóquese
la pieza encima de varias capas de papel de periódico y flótese con viruta de
acero de mediano grueso empapada en aguarrás. Empléese viruta nueva siempre que
sea necesario, y así el asfalto se ira desprendiendo rápidamente y bien. Antes
de pulimentar la pieza con el equipo acostumbrado, límpiese la superficie con piedra
pómez en polvo y agua caliente.
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